viernes, 24 de abril de 2009

Micropolíticas del no saber

Micropolíticas del no saber

 

“Allí está la puerta. 

 Mas allá hay un abismo, 

y mas allá de ese abismo

 está lo desconocido”.[1]

 

Palabras llave: (referentes teóricos)

Intensidad – entre – palabra acto – azar – accidente – devenir – acontecimiento – lo intempestivo –

crear – jugar – imaginar –

 

 APERTURA: Animales de los espejos (variaciones y desvaríos desde Borges a la clínica)[2]

 

“...En aquel tiempo, el mundo de los espejos y el mundo de los hombres no estaban, como ahora, incomunicados. Eran, además, muy diversos; no coincidían ni los seres, ni los colores, ni las formas. Ambos reinos, el especular y el humano vivían en paz, se entraba y se salía por los espejos. Una noche, la gente del espejo invadió la tierra. Su fuerza era grande, pero al cabo de sangrientas batallas las artes mágicas del Emperador Amarillo prevalecieron. Éste rechazó a los invasores, los encarceló en los espejos y les impuso la tarea de repetir, como en una especie de sueño, todos los actos de los hombres. Los privó de su fuerza y de su figura y los redujo a meros reflejos serviles. Un día, sin embargo, sacudirán ese letargo mágico...” [3]

 

“Como todos sabemos, a pesar de sus grandes esfuerzos, la magia del gran Emperador Amarillo no fue suficiente. Los animales de los espejos continúan rondando entre nosotros, y su fuerza, lejos de haber desaparecido, parece tomar nuevos ímpetus en este nuevo milenio.

 

Hay quienes dicen que fueron ellos quienes sedujeron a Narciso a pasar al otro lado del lago, y que este, lejos de morir, se introduce en cada uno de los mortales, jugando desde su ser de dos mundos, en formas diversas.

 

Algunos suponen que las políticas macroeconómicas están a su servicio, por el efecto devastador que sobre la magia y las ilusiones producen. Que con ellos, la fantasía se transforma en fantasma, y los caminos creativos en sinsentidos.

 

Yo los conozco. Escucho cotidianamente como, desde el diván, cara a cara o en los grupos; son relatados por cuerpos poblados de ellos.  Encuentro de una diferencia intolerable, sufriente. Vividos como extraños que nos habitan intentamos un escape hacia el espejo, nos miramos... y  no alcanzamos a verlos, y lo que vemos no nos conforma, y los negamos, y repetimos lo mismo intentando encontrar en lo mismo alguna diferencia, y nos angustiamos. Y chocamos ante esta certeza de percepción errónea, sin comprender su deslizamiento. La comprensión se ha vuelto un imposible.

 

Tal vez haya, en nuestro rechazo, una fuente para su crecimiento. Venganza que ejercen míticamente contra los herederos del emperador. Bajo este estado de guerra, no hay tregua ni armisticio, quedando, ahora de este lado del espejo, "privados de nuestra fuerza, reducidos a meros reflejos serviles".

 

Transformar el juego de seducción propuesto en potencia de producción nos implica en el acercamiento de los cuerpos. El pasaje de un campo de producción de subjetividad al otro exige un trabajo de discriminación y elaboración de la diferencia, para subvertir ese extraño que nos habita en (al decir de F. Guattari) un amigo intercesor, aceptación de la presencia en nosotros de algo que no nos pertenece, búsqueda en la oscuridad de alguien que no existe, y que sin embargo debemos encontrar como salida hacia la alteridad, como línea de fuga hacia nuevos territorios existenciales. Sacudir el letargo, recuperar lo mágico en su potencia creadora.

 

Nada sabemos de las motivaciones inconscientes que llevaron a los seres del espejo a iniciar la guerra (ellos hablan de que fueron largamente provocados), tampoco si la alternativa elegida por el emperador era única y excluyente, en qué terrores la fundamentó (errada en su intento de control). Cómo perdieron la confianza, el saludo cortés; cuando echaron cerrojo a las puertas antes abiertas. Lo que debemos aprender a saber es que ese estado de entrada y salida, de comunicación y diversidad grupal representa un universo de posibilidades mucho más amplio que este de encierro, exclusión y estado de sitio virtualmente plasmado en nuestra globalizada cotideaneidad.”

 

En otros tiempos escribía esas líneas que sirven de introducción al presente. Continúo en el intento de indagar el pasaje de lo irracional como síntoma de las producciones grupales al sin sentido productivo,  el pasaje de la perversión a la subversión del deseo, del goce al placer.  P. Aulagnier dice  “Lo irracional, como lo sagrado, se aceptan pero no se discuten”[4], aquí planteo la necesidad de discutir lo indiscutible, de desacralizar las deidades[5] que nos someten y a las que nos sometemos. Lo que equivale a decir: recuperemos el juego jugando , la  creatividad creando, la  imaginación imaginando y la improvisación improvisando. Encuentro entre términos. Gestalt gestaltung.

 

DESARROLLO: Una forma de hacer; la potencia en nuestras intervenciones psicosociales y sociodinámicas.

 

                                              

Texto y contexto de la intervención: Proponemos pensarnos atravesados por políticas de estado donde la incertidumbre y el caos parecen ser las únicas propuestas definidas por parte del poder . La limitada posibilidad de pensar de nuestros representantes en lo ejecutivo, legislativo y judicial se devela de una forma patética.

 Limitación que atraviesa, siniestra, todos los ámbitos de inserción y producción subjetiva. En tanto el sistema en que vivimos no puede soportar nada, no es extraño que esta fragilidad radical opere en sujetos, grupos e instituciones como fuerza de represión generalizada (en el mejor de los casos), inhibidora de cualquier pensamiento creativo. La realidad se explica desde el error (exceso en la explicación ante la imposibilidad de implicación). Y no puede contenerse la vacilación.

 

 Plantear las situaciones  grupales y sociales en términos de error oculta la realidad, el cuales han sido los movimientos que llevaron a que este sea el estado de cosas.

 Y mas allá de que desde una lectura macro puedan no verse cambios y se señalen siempre los mismos causantes de todos los males, algo mas está pasando.

 

Es en el espacio dramático psicosocial, en grupos instituciones y comunidad, donde advertimos la presencia de movimientos micropolíticos que escapan a las leyes de la representatividad. Intempestivos, incontrolables en su devenir, no responden a líneas de organización. Planos de consistencia. Zona de desterritorialización que saca de lugar las formas instituidas de control. Y se nos impone sostener la incertidumbre en la acción, atravesar el sin sentido, tolerar la vacilación de la elección en el otro.

 

Funciones coordinantes
 “Decídase señor escritor, y una vez, al menos, sea usted la flor que huele en vez de ser el cronista del aroma.  Poca gracia tiene escribir lo que se vive, el desafío está en vivir lo que se escribe”

Eduardo Galeano[6]

 

Pensar en este estado de cosas el lugar del coordinador, del operador psicosocial, del agente de cambio, solo puede hacerse poniendo en crítica y en crisis el saber constituido desde esa legislación del poder que nos supone un saber y un rol. Si el sistema de representación se ve cuestionado en el sentido de su existencia, toda representación merece ser cuestionada. Así, nuestra tarea es también transformar la teoría en una práctica local, inmanente, no totalizante. Tarea de crear máquinas de interrogar, como herramientas que permitan que la pregunta circule y se multiplique. Descubrir, develar el sinsentido en la razón, producir pensamiento. Garabatos en la arena, quiebres en la seguridad de lo consolidado. (Es hora de crear nuevos verbos, nuevas conjunciones y formas de conjugar).

Comienza aquí un intento de habilitar al pensamiento loco (que no es locura). Pensamiento aleatorio, de la multiplicidad, donde el otro es la diferencia. Así, propongo leer este ensayo como se lee un sueño, como a un grupo, como un movimiento de lo posible.

 

 Ensayos dicientes

 

Podemos no saber qué y porqué y para qué decimos; si acompañamos el flujo deseante en lo que hacemos.

Así como en nuestra práctica escuchar, es no seguir el  rumbo de una “buena comunicación”, sino percibir otros ruidos que se escapan permanentemente del sentido; decir, es no hablar como facilitadores de dicha bondad; sino seguir “...los movimientos trabados por el diseño que se escapan permanentemente creando nuevas líneas de fuga, nuevas desterritorializaciones y cartografías del deseo...”[7]. Este decir es un entramado pensamiento – afecto - acción y decimos porque no sabemos. El decir es una no certeza que interroga al saber entre lo dicho. Es metáfora, crear diferencia, conmover al espíritu cautivo en la cristalización de sentido.

 Decir. Que apela a nuestra intuición, decir lúdico, improvisado, creativo; que requiere para su enunciación toda la contención de nuestros personajes internos. Holding de la formación y la experiencia, aunque la sobrepase.

Y es atreverse a sostener este decir - como intervención advenido – que ha venido a interrogar, a problematizar , a escandalizar la comodidad y seguridad instalada en el sufrimiento.

 Sostener como transitar la espesura de lo simultaneo.

En un posicionamiento que contemple la coexistencia de múltiples estratos pasionales operando sobre los actores de la intervención – incluyo a todos los presentes  -  como generadores de estados de concentración de poder tan disímiles y contradictorios, que se nutren de lo que producen: estallidos de razón.

 

Silencio. En silencio se transita la función observadora del coordinador.

Relegado a un segundo lugar (al menos en la formación en Psicología Social), el observador espera su turno para acceder a la función (superior).

Rol instituido desde el silencio, genial descubrimiento para la formación, suele estar desvirtuado en la práctica cotidiana. Con frecuencia olvidamos que, para coordinar hay que saber observar – escuchar los andares - decires del grupo, y que la mejor intervención  “de cuando en ves” es el silencio; que devuelve al parlante, como un espejo, la posibilidad de reconocerse capaz de argumentar soluciones ante el desconcierto, de crear novedades e instaurar espacios – tiempos de poder.

 Los silencios, pueden ser estares y potencias reflexivas, transformantes del poder de lo oculto en capacidad de acción. Nuevas formas de gestión colectivas

Donde quedan las palabras no dichas, las silenciadas, las imposibles de pensar?

 

“Pensamientos prematuros” llamo a los balbuceos que se generan en la dinámica del proceso grupal. Pensamientos que nacen antes de término – corresponden a otra concepción del tiempo - incompletos en su maduración, titubeantes, faltos de peso. Exabruptos de sentido expulsados demasiado pronto del paraíso, que solo sobreviven cuando el grupo crea “incubadoras de poder”, cuerpos nutricios y contenedores, cuerpos sin órganos, cuerpos deseantes de los movimientos críticos que estas ideas generan, y porque ellas quieren vivir.

Potencia de vida indispensable. Emergencia titubeante que instaura novedad, deseo y temor, que naciendo rompe, que rompiendo crea, que creando puede matar. Ruptura que si no se metaboliza en la conjunción de nuevas modalidades de interacción, se vuelve monstruosa para sus hacedores, vivencia de ataque al vínculo

 

Hay que saber no saber, no creer. Bajtín[8] habla de la libertad ética del acto, donde lo que lo determina es un todavía-no-ser. Sus orígenes se ubican adelante, no atrás, no en aquello que es sino en aquello que aún no es.

. Que no tiemble la mano cuando de intervenir se trate, ya que es distinto titubear, aceptando la condición de apuesta del decir; a acobardarse, cuando, hablando, obturamos aquello que nos interroga, que hace ruido, y no podemos escuchar.

 Para que la estafa del síntoma resulte, hace falta que cierto estado de sordera selectiva (no es de igual naturaleza el silencio que lo silenciado - imposible de escuchar) nos impida el acceso en lo que se está enunciando.

La palabra, el silencio, el cuerpo; cuando son utilizados para acallar el estado de ansiedad que el no saber despierta, obturan la producción de sentido que podría ser en la escucha de ese algo mas que se está diciendo. Así de barroca resulta la sobre implicación.

Es arduo el trabajo:  correr al operador de la imagen - exceso de importancia personal - que en el uso de la palabra se esconde. Si la expectativa circula en que “debemos dar la solución”, necesito hablar porque en el silencio me desvanezco. ¿Quién necesita que hables? Disfraz de altruismo de la imposibilidad. El hablar como síntoma.

Toda enunciación es transmisora de ideología, no hay decir sin intención, la palabra no es ingenua de lo que la palabra engendra.

La tarea del coordinador es desbaratar las ataduras racionales y afectivas que impiden el surgimiento del deseo, articulando redes que lo sostengan en su devenir.

 

Y cuando atravesamos el como sí de la interrelación, no queda mas alternativa que enfrentarnos a los fantasmas que van apareciendo por nuestro camino. Sin dudas.

Intentarán seducirnos, atraparnos con diversas estrategias. Surgirán los enamoramientos, los enfrentamientos vehementes, las miradas cómplices, las invitaciones a comer.  Sería necesario contar con un buen aliado interno para sostener la apuesta, opuesta, puesta en acto del acontecimiento, puesta en escena de la ceremonia del develamiento. Afirmar la diferencia, derrocar a nuestros personajes míticos en cuerpo y razón.  Si un ritual los ha instituido, otro deberá desenmascararlos.

 

Oscurantismo, mediocridad y alumbramiento.

 

No importas,  lugar tiempo y forma. Ahí jugás tu dominio. No viene la palabra cuando quiero nombrarte, de puro miedo que das.

La violencia como forma del accionar de la impotencia circula entre nosotros. Hacia fuera sale,  son múltiples sus manifestaciones en lo social.       

 

Hacia dentro de los grupos se encuentra tramitada entre rayos y truenos en expresiones de desborde del maltrato naturalizado. Cotidianas y contenidas formas de oscurantismo que en su disfraz de mediocridad afectan los cuerpos. 

La sensibilidad al dolor se ve afectada, no puede jugar su lugar de angustia señal, de defensa. Se altera la percepción del mundo y nuestra conducta para con él.

 

Grito. Recuerdo cuando me operaron, hace mas de veinte años... Viajo en colectivo; veo la señal de Hospital y me bajo.

 ...Buenas tardes, tengo apendicitis (digo). Los de la guardia se ríen... ya trajiste el diagnóstico, pibe (me dicen). Y era así nomás. Me escapo de la guardia para hablar por teléfono... hola, viejo, te llamo para avisarte que por unos días no voy a ir a verlos, me están por operar. Él me convence que es mejor esperar, que me pasa a buscar para llevarme a un sanatorio. Así pasan algunas horas hasta que damos con un lugar adecuado, se hizo la noche y llevo muchas horas. De 13.000 pasé a 19.800 blancos.

...Doctor, mire que me duele en serio, si quiere grito, esto duele mucho...(explico) pero el médico, tras revisarme decide que es mejor esperar hasta la mañana siguiente (...enfermera, no de calmantes para no disfrazar el cuadro...)y operar con el quirófano preparado. Resultado: Peritonitis, en lugar de dos días internado, quince. Sonda superficial y profunda, septicemia y no encuentran el antibiótico adecuado, postoperatorio prolongado y cruel, la herida que drena y demora en cicatrizar, queda la marca.

Me pregunto si esta capacidad de soportar el dolor que me permitió esperar y explicar en lugar de gritar no ocultó los síntomas, demorando lo impostergable. Ahí es donde la incapacidad diagnóstica del profesional actuante, la mala praxis de un creer saber (no mayor que la de cualquier dirigente político de hoy) entra en connivencia con mi tolerancia, con la negación de un saber.

 

Violencia. Baja la contención y las barreras a nuestra agresividad que se apreciaban tramitadas en el trueque social que Freud  vislumbra como “Pulsión – seguridad” ya no lo son tanto. Corralito que resulta insuficiente para contener las fugas efectivas. La carencia de intercambio resulta frustrante para ambas partes, y se pierde el sentido solidario del trueque para quedar entrampados en el ataque al vínculo, traducido como esa mano que pega;  movimiento impulsivo que en el mejor de los casos atrapa al nuevo violento en un circuito de culpa intelectualizada ante su deseo de matar al prójimo, a los mas cercanos y queridos.

Pero el golpe ya está, la sangre corre junto al desesperado y angustioso intento de pararla. No podemos ver lo que hacemos, no recordamos el motivo  de lo injustificable.

Así queda partido el labio de un hijo, así queda insultado el cuerpo de la mujer que amo, así quedan bastardeados los espacios que proponemos de aprendizaje, así no entendemos la reacción de los grupos o del taxista al que le pedimos “de la mejor manera” que se apure, y al que responsabilizamos por el caos de tránsito. Mientras tanto, no podemos accionar sobre el dolor provocado en nuestras demoras Después pedimos disculpas por el impulso cometido.

Acontecimiento. Resulta necesario diferenciar este impulso – exabrupto desnaturalizado – del movimiento espontáneo que en su fuerza desterritorializante nos provoca salir a la calle a cacerolear.

Mas allá de las discusiones sobre si volteó o no a uno o mas presidentes, si cambió la forma de hacer política en la Argentina (Cordobazo, Madres de la Plaza, Marcha del silencio, Cacerolazo), Brasil (impeachement), Francia (mayo ’68), Mejico (Chiapas), etc., la fuerza de su accionar radica en que por un instante recuperamos la posibilidad de producir y de hacer producir al espacio público. La calle y la potencia de acción fue nuestra, y también la inscripción del hecho en la subjetividad de todos los participantes del mismo. Y continúa en estados de movilización popular como las asambleas barriales, los piquetes, etc.

Y continúa al recuperarnos capaces de imaginar.

No propongo valorar (bien y mal) los estados que atraviesan sujetos, grupos e instituciones. No expongo diagnóstico sino sufrimiento del alma (psique) arrasando cuerpo, mente y mundo externo.

Si no puedo identificar la falta; el límite, que no opera como habilitador de nuevos espacios transicionales, deviene línea de demolición, golpea violentamente en la creación de subjetividad.

Habilitar líneas de fuga es otra historia. Todavía no puedo hablar de alumbramiento, pero hay preñez de ideas nuevas, recuperadas.

 

Transformación del resentimiento en rememoración:

 

Parejas.  El es violento en su trato, su andar atropellando, su desorden a pura pérdida, su provocación del miedo, su ironía descalificante ante el error.

Ella es violenta en su grito, su sordera, su resentimiento y su descalificante certeza de cómo deben ser las cosas.

Las vacaciones prometían ser espacio de encuentro, ante tanto malestar. Y las fueron transitando sin encuentro en el espacio. Un día, ella cambia su mal humor por tristeza. Aunque sabe que es la mejor manera de ser escuchada, la bronca es la fuerza que suele apoderarse de sus reacciones, impidiéndole al miedo profundo que la recorre mostrar que sufre y se angustia.

Él, que vive cada reclamo y enojo (de ella) como permanente descalificación, escucha la diferencia. Sale del ostracismo. La tristeza (la de ella, la de él) los lleva a reiniciar el diálogo.

Y cuando él dice que quiere separarse porque siente que ya no tienen nada en común, ella explota de humor, y casi riéndose marca la diferencia: ¡¡¡¿Quién te dijo que vos y yo teníamos algo en común cuando empezamos a ser pareja?!!!

Y es en la risa; que comienza a latir en su corazón, que se irradia en el brillo de su mirada, que la vuelve a ver  –tierna, húmeda y caliente- después de tanto tiempo de solo estar junto a ella. Él revive las cosas importantes que guarda y luego no encuentra, y sabe que no es la primera vez –es probable que tampoco la última- que ella viene a su rescate cuando naufraga por buscar en otro lugar. Alguna vez ella le regaló una frase  de Gassman “...Ese es el juego: Buscar en la oscuridad algo que no existe... y encontrarlo...” y él se encuentra con que lo que lo enamora no está en los lugares comunes, sino en la diferencia que los potencia y multiplica.

 

Grupos – Comunidad. Cuando Francisco me cuenta de su hartazgo con la situación y de su deseo de continuar en el intento, decidimos hacer algo juntos. El destino de ese espacio de trabajo con adolescentes en riesgo, creado desde el Centro de prevención de adicciones parecía ya sellado, en los dos últimos años no habían podido concretar ningún proyecto, la apatía, el desgano y el silencio comandaban el no movimiento.

La idea de dar un curso de formación de líderes comunitarios para los ocupantes del lugar aparecía como un manotazo de ahogados ante la inminencia del cierre.

El encuentro primero comenzó desde el recelo y la desconfianza, nuevamente el silencio que me obligaba a hablar. Faltaban preguntas, o estaban escondidas en el desconocimiento, entre la frustración y el sin sentido. Cuando pudimos confundirnos, cuando los interrogantes comenzaron a tomar cuerpos, las palabras no dichas y no escuchadas (antes) fueron creando la música y el ritmo  (ritornello) de nuestros encuentros.

Todo lo que nos rodea es un misterio insondable. Debemos de tratar de descifrar esos misterios, sin la menor esperanza de lograrlo. Tomar un lugar entre ellos, siendo uno mas de ellos. Para ellos, su saber era un misterio, pensarse por fuera de la marginalidad asignada, crearse en alternativa. Si nos encontramos, tal vez fue por nuestro trabajo con y en la marginalidad. En un intento de transformarla de ciruja y cartonera, despojada de sentido, en una marginalidad creadora.  En un andar por los márgenes, que transgrediendo los bordes de los instituido, genere nuevas zonas de problematización, nuevos territorios existenciales.

 

Clínica Grupal. También nuestra modalidad de atención clínica transita por los bordes del encuentro entre un sujeto del inconsciente productivo y un sujeto de la producción social. Trabajamos en una zona de encuentros y desencuentros. Multiplicidades. Simultaneidad de apoyaturas y estados del ser.

 Si el dispositivo es grupal-vincular, no puedo pensar al sujeto del inconsciente por fuera de sus condiciones concretas de existencia. Adentro y afuera, entre.

Con Grupos de duración limitada, seis a nueve meses de trabajo intenso para permitir algún tipo de salida, ¿Se completa el tratamiento? Aquí no es posible medir cronológicamente el tiempo.

Si se trata del  inconsciente, ¿Para qué pensarlo  sólo regresivo; profundo; repetitivo?  Porqué no pensarlo productivo; extenso; creativo.

 Recuperar al sujeto del deseo y de la necesidad (como decía el Marx viejo sea ésta del estómago o del espíritu) es construir una base simbólica donde apoyarse para advertir el peligro (provenga éste de fuentes internas y/o externas). Y es posibilitar un espacio. Crear un dispositivo que facilite el encuentro de cada quien con sus preguntas, sus silencios, sus decires. Un tiempo-diálogo de escucha y apropiación. Es inventarse. La subjetividad también se inventa, dicen.

 

         Autorizar el diálogo, autorizarse en el decir, no solo hacia afuera sino en la recepción interna del discurso, entre.

 

        Vayamos a la primera reunión del grupo, primera sesión. Llegamos atemorizados, expectantes por lo que vamos a encontrar. El que está enfrente, cómo nos mirará. Comprenderá lo que digo? La explicación aparece como recurso escondedor de posibles nuevos sentidos. Excedemos la explicación cuando no podemos implicarnos, ni estar en el acontecimiento, en el sentir, en el cuerpo.

 

        Comienzan por decir sus nombres, luego el silencio: pastoso, pesado. Nadie sabe cómo seguir... Hasta que alguien se atreve y las voces toman rumbos compartidos. “En un momento pensé que se iba todo al carajo”, dice uno...Y ya empezamos a exorcizar fantasmas. Hasta la próxima semana...hemos dado el primer paso, un acto de arrojo. Requiere valentía ser paciente.

       

        Digo que Sartre decía que la vida siempre nos enfrenta a múltiples condicionantes, que quien los niega es un idiota, y quien transforma sus condicionantes en determinantes es un cobarde . Y muchas veces nos movemos en ese campo, entre la idiotez y la cobardía intentando algo diferente.  Quién sabe el grupo sea un buen lugar para encontrar otro lugar,  para perderse, para atravesar las crisis como peligro y oportunidad de cambio.

 

        Eterno retorno, repetición en el síntoma. Toda repetición es sentido en el sin sentido. Tomemos de ella su función historificante. Historiar como poner en movimiento y revisión a nuestros mitos. Resignificar nuestro pasado desde la temporalidad inconsciente y en relación al aquí y ahora. El trabajo es encontrar la salida en y entre aquello que nos atrapa, transformar la telaraña que nos envuelve en una red que sostenga nuestro avance. Y en tanto red vincular, el grupo contiene y apoya el proceso de desenredar lo hilos. Repetición y diferencia.

 

 

Instituciones. ¿Cual es el tiempo conveniente, recomendable, posible, para elaborar una despedida? La temática del duelo nos atraviesa hoy de formas muy particulares.

Cuando mas necesitamos del apoyo institucional, mas se niega. Las nuevas formas de organización social, el resquebrajamiento de las apoyaturas sociales de nuestro psiquismo (en un momento esperábamos del estado una contención que se esfumó, ahora estamos asistiendo a la desaparición del sostén institucional, quedando los grupos - y los sujetos que los componen - con la doble tarea de sostener el proyecto propio, y apuntalar a los que deberían dar cabida a sus necesidades) nos enfrentan a la  angustia y al vacío. Doble trabajo de elaboración del duelo, por lo que se fue, y por lo que debería estar y nos muestra su ausencia.

 Siguiendo esta línea del sujeto y la relación con el sufrimiento, Kaes[9] dice que el sujeto sufre de su relación con la institución, sufre en la relación, sufre por el hecho institucional mismo, por exceso y falta. Falla, sufre en la institución y en la exclusión de ella.

 Sufre en tanto la institución implica, muestra, la no completud del sujeto. A la vez que da, nos restringe, nos coacciona y nos desilusiona. Hoy también nos desaloja.

  Asistimos sin anestesia a la caída de los modelos institucionales, y es en los espacios de significación grupal donde esta crisis se desarrolla. La institución no sostiene lo que debería sostener,  los grupos juegan como depósito institucional de las necesidades de contención de sus miembros. No hay mas padres, y en esta orfandad, la institución es cada vez mas nosotros.

Resulta seductor el discurso del sufrimiento. Sostiene su saber desde el aparato de poder del psicoanálisis y desde mas de 5000 años de tradición judío-cristiana. (Platón, que no lo fue, merecería serlo). ¡Que característica tan particular la del ser humano! ¡Funciona tan bien gracias a estas restricciones, a estas desilusiones que nos obligan a buscar nuevas ilusiones, nuevos momentos!

 Es pasión triste, captura del fantasma. No por ello menos peligrosa, opera fuerte en la producción de subjetividad.

Dice Toni Negri (27/02/02): ”En la Argentina se ha probado la hipótesis neoliberal basada en la paridad, generando un instrumento para instalar el país en el modelo global, pero sin ninguna garantía. En efecto, esta paridad ha jugado fundamentalmente a favor de la exportación de capitales: en esto entró la Argentina desde el principio. El capital no es más patriótico. Y, efectivamente, el segundo elemento eran los obreros, el proletariado, la multitud. Los argentinos son una población extremadamente avanzada: en los salarios, los deseos... no era posible bloquear la presión ascendente de esta población. Desde este punto de vista los capitalistas han llenado sus vagones de capital, y soñaban que los argentinos debían ser pobres para seguir invirtiendo, pero pobres como hombres, antropológicamente. Que experimentaran la terrible reconversión en una fuerza de trabajo del Tercer Mundo. Que no lo son. Creo que lo increíble de la Argentina es que las cosas han estado hechas, indudablemente, a propósito. Lo verdaderamente salvaje de los capitalistas está en el carácter de las personas, de las familias... El punto es hallar una nueva forma de gestión para este período. Un experimento de nuevas formas de gestión comunes, públicas y privadas.  Todos me hablan mucho de esta nueva y versátil forma del trueque, muy interesante y difusa. Trueque de servicios, hidráulica, psicoanálisis, todo... (risas)  Pero lo importante es discutir la forma de gestión, las formas de gestión colectivas”.

 

Ante la falta de contención y de credibilidad del orden institucional, las nuevas formas de organización se gestan y se sostienen en la actividad de los grupos. Se han debilitado los límites entre las distintas áreas de inserción del sujeto, y se multiplican los requerimientos para el campo Sociodinámico. O. N. G., Agrupaciones Vecinales, Sociedades de Fomento, Comisiones de Vecinos, Clubs del Trueque, etc., surgen hoy con fuerza, ocupando un lugar que ha quedado vacante, y en este campo, se multiplican los requerimientos de una acción Psicosocial.

Hacemos lo que podemos con lo que sí tenemos. Y contamos con la ventaja de una mirada crítica construida desde la dialéctica del cambio, desde la elaboración de la crisis y el conflicto, como parte incluida en cualquier proceso de crecimiento. Muchos de los conocimientos que en nosotros se  han naturalizado, y constituido ya como una forma obvia de ver el mundo, siguen resultando no tan obvios para el conjunto, es decir que seguimos aportando sorpresa y novedad, lo que no es poco en tiempos de continua repetición de lo mismo.

 Desde allí hemos partido hacia nuevos desarrollos. Y desde nuestra especificidad, ¿Será posible que nos constituyamos en elementos multiplicadores a nivel social? ¿Qué podemos hacer?

 Elegir el campo de batalla. Crear espacios que posibiliten la multiplicación dramática. Eliminar todo lo innecesario- Estar dispuestos y listos para entrar en la última batalla. Atravesar la fijación a perpetuidad del discurso del poder desde la fuerza de lo inmanente.

Descansá, olvídate de vos, no tengas miedo al miedo.

No te dejes llevar por la corriente, dejá que tus pensamientos vaguen libremente. Que el terror planificado no congele tu acción.

Todo cuenta, un segundo, un silencio, un sin  sentido.

Practicar el desatino controlado: Ser capaz de reírse de uno mismo. Hacer uso de todos los no- haceres del yo. Perder el exceso de importancia personal.

 No te tomes en serio; paciencia. No tengas prisa, aún cuando apremien. No te irrites aun cuando te enojen.

Capacidad para improvisar.

No te pongas al frente, los hechos tomarán la delantera. Audacia. Intento.

 

Seguir gestando proyectos, aunque reboten, apostar a la posibilidad de realización de nuestras ideas, de nuestros "delirios", que auspician la constitución de otra razón.

Continuar luchando en ampliar nuestros márgenes, en indagar el campo de posibilidades de nuestra acción

Para y por eso, cada uno de nosotros, debemos encontrar cual es el lugar y el rol que elegimos para seguir desarrollándonos.

 

 

                Cartas en juego Querido hermano:

Como decirte de la depresión que me acompaña. Se ha vaciado el consultorio, la situación social (y el trabajo social) es muy tensa y dolorosa, asisto a la caída de cualquier forma de crecimiento. Te escribo, dominado por el sin sentido de las horas libres, por la angustia en este no saber que hacer. En medio de la lucha interna contra el aislamiento, el quedarme tirado en la cama sin bañarme, es la tentación, mientras la barba crece y cada afeitada es un desgarro.

Mi sentir no es alcanzado por pensamiento alguno, esos que dicen que no soy yo, que no es mi mediocridad la que me ha llevado a este estado, esas ideas que miran el índice de desocupación y la subida del dólar, las políticas y las transas de los señores gobernantes para encontrar razones ante tanto desamparo y desaliento.

Y sin aliento, ahogado me miro en el espejo y no se que hacer.

Hoy han restituido un hijo a su madre tras 26 años de desaparición. Un poquito de justicia. La señora que aún trabaja en casa ha dicho: “...los que mas sufren ahora son ustedes... nosotros nunca tuvimos nada...”  Y esa sentencia me avergüenza y denuncia en este lugar de clase media deteriorada. Me parece de un nivel de negación insoportable escuchar a los pretendidos comunicadores sociales hablando de la vergüenza que les produce que desde España e Italia se estén realizando colectas  para enviar alimentos (leche, entre otras cosas) al famoso “Granero del mundo”, sin noción de lo que mas allá de sus narices acontece.  Y veo que estoy casi igual, me suprimo en esta imposibilidad. Me avergüenzo de mí.

Cuando hace mas de veinte años, en tiempos de la dictadura militar optaste por el exilio, era fuerte el compromiso ideológico en construir un mundo mejor. Años después te capturó el mercado con sus leyes, y había que empezar hablando de dinero para poder acercarse a vos. Hoy, el proceso (otro mas) de globalización y miserabilidad ha inundado nuestros sentires, acortando esa brecha entre lo económico y lo ideológico a punto cero. Ahora no hace falta viajar para estar exiliado del sistema; de todas formas las colas en las embajadas para abandonar esta tierra con sus afectos se multiplican aunque ya nadie nos quiera.

Recuerdo cuando queríamos cambiar el mundo, y recupero la ilusión. Con ella llegan mis queridos acompañantes. Tomo algo de cada uno. Con nombre y apellido: Tato Pavlovsky y su potencia creativa, Hernán Kesselman en la reflexión, Osvaldo Saidon con el conocimiento, Marcelo Persia jugando con las palabras, la generosidad de Oscar Bricchetto, de Ricardo Klein el humor crítico, Cristina De Bernardi es la pasión y Uriel Gendelman el puro afecto. Hay otros, muchos, compañeros de tarea, grupos coordinados, instituciones atravesadas, paisajes, aromas, sentires, ideas compartidas... 

Es en los grupos, en las instituciones, en la comunidad, en el consultorio y en las  plazas, en cada espacio a ocupar, que continúo la lucha contra la imposibilidad y contra mi. Me obligo a salir a ver el sol, que aún alumbra y calienta, y en el trabajo, en lo que queda de él, en su búsqueda, renace la posibilidad de  planificar la esperanza hacia otro estado de derecho.

Gracias, ya no estoy tan triste, ahora estoy saliendo, y en la calle, si podes, tal ves nos encontremos. Hablo de una sucesión simultánea y contradictoria de verdades aleatorias. Quien soy yo, quien sos vos? Vamos siendo, construyendo cotidianamente el misterio de existir. Y en cada palabra una trampa, una aventura, un enigma. Y juega el azar con nosotros. Tal vez un día nos juntemos a tirar los dados.                                                                                                                                        

 

Lic. Gabriel F. Gendelman  [10]                                       

                     Diciembre 2001 – mayo 2002



[1] Carlos Castaneda – El don del águila.

[2] Gabriel Gendelman, “Micropolítica de la resistencia” – 2° Encuentro de Performance y política en las Américas. Monterrey – Mejico – Junio de 2001.; Congreso Latinoamericano de Psicología Social – Tandil – Argentina – Agosto de 2001.

[3] J. L. Borges - M. Guerrero; "El libro de los seres imaginarios"

[4] Piera Aulagnier – El deseo y la perversión

[5] Sinónimos: omnipotencias, semidioses, titanes, representaciones

[6] Conferencia dictada en la Universidad Nacional del Comahue, en ocasión de recibir el Doctorado Honoris Causa.

[7] E. Pavlovsky. H. Kesselman, J. C. De Brasi.- “Escenas Multiplicidad (Estética y Micropolítica)

[8] M. M. Bajtín; Estética de la creación verbal. 

[9] R. Kaes. – “El sufrimiento psíquico en las instituciones”

[10] Psicólogo Clínico – Psicólogo Social – Psicodramatista – Analista Institucional.

E-mail: gabrielgendelman@ciudad.com.ar